En principio, las técnicas de mastopexia o corrección de flacidez requieren:
- Elevar la areola y pezón a su localización ideal, cuidando que exista una vascularización adecuada para asegurar su preservación.
- Mantener las conexiones entre la mayor parte del tejido mamario remanente y el pezón, para intentar permitir una lactancia posterior, lo que podría tener importancia desde el punto de vista psicológico. Si la elevación del pezón fuera muy importante, la viabilidad de la areola y el pezón podrían estar comprometidas. En estos casos la areola y el pezón se movilizan como un injerto, en cuyo caso sí se interrumpen las conexiones entre el pezón y el tejido glandular residual.
- La glándula mamaria debe modelarse para obtener un adecuado contorno de la mama y procurando mantener al máximo las conexiones de la glándula con la piel, ya que la mama es en realidad una glándula cutánea.
- En lo posible, se deben intentar conservar los nervios que van hacia la areola para preservar en lo posible la sensibilidad táctil y erótica. A pesar de ello y por necesidades de resección de la glándula, en algunas pacientes se podrá reducir o incluso perder la sensibilidad de la areola y pezón. Esta pérdida suele ser sólo temporal. Sin embargo, no suele constituir un gran inconveniente, ya que en aquellas pacientes con mamas muy grandes y/o caídas, la sensibilidad ya suele ser precaria o molesta antes de la intervención. En caso de que se requiera movilizar las areolas como injertos, la pérdida de sensibilidad suele ser muy importante.
- En pacientes con areolas excesivamente grandes, éstas se reducirán a un tamaño normal.
- Las cicatrices deben ser lo más limitadas posible, sin cruzar la línea media, ya que impedirían llevar escotes amplios. En general, se procura que no rebasen los límites de un bikini, aunque esto depende también de la amplitud de la base de la mama.
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